Son muchos los aspectos que determinan la calidad de nuestro Gran Reserva 904. Pero hay uno que consideramos fundamental para decidir, exclusivamente en las añadas más extraordinarias, su elaboración: la uva Graciano que, con un 10% del coupage, completa su ensamblaje con el Tempranillo.

Debemos subrayar que, en esta Excelente cosecha 2004 que acabamos de sacar al mercado, nuestro Graciano fue perfecto y ejerció de manera sobresaliente esa función de variedad mejorante del Tempranillo que, además, de fijar el color y dotarle de viveza, aporta aromas frescos, untuosidad y cuerpo en boca.

Es una variedad que requiere unos suelos arcillo calizos muy frescos y unas condiciones climáticas muy especiales para conseguir una completa maduración ya que hay una gran dependencia entre su grado alcohólico y su calidad: para que produzca un gran vino necesita alcanzar, al menos, los 12'5 grados de alcohol.

En 2004 y especialmente durante los meses de maduración de la uva, la notable diferencia de temperatura entre el día y la noche, con sol matinal y frío nocturno, significó que el ciclo de la uva fuese largo y equilibrado. Todo esto se tradujo en una cosecha excepcional, de la que se benefició especialmente el Graciano, que ofreció vinos de gran complejidad aromática, buena estructura en boca y un contenido alto de polifenoles, muy adecuados para la crianza en barrica.

Nuestro Graciano

Inicialmente, nuestras plantaciones de Graciano se ubicaban en Rodezno pero los resultados obtenidos no eran satisfactorios ya que las uvas no maduraban lo suficiente, incluso a pesar de haber tomado medidas como reducir notablemente la producción. Así, tomamos la decisión de arrancar este viñedo y plantarlo en la zona de Fuenmayor, en nuestra finca Montecillo, donde sus suelos frescos y los mayores índices de calor nos proporcionan maduraciones completas y equilibradas. Actualmente contamos con 9,3 hectáreas plantadas de esta variedad.